"La primera vez que visitamos esta clínica fue para una revisión rutinaria y un análisis de orina porque el perrín había cambiado su expresión corporal al orinar y estaba decaído. Le hizo un estudio tan exhaustivo que dio con cristales de estruvita, antes de que progresaran a piedras y tuviéramos que operar. La segunda vez, el perrín tenía una diarrea «aparentemente» normal, de las que cogen todos. Pero, ¿y si no era solo eso? Lo que me gusta de este veterinario, Diego Villalaín, es que pone tratamiento a partir de pruebas concretas, un diagnóstico con base científica, a tiro fijo. Y que explica pacientemente qué está haciendo, por qué, qué observa, qué significa y qué va a hacer para solucionarlo.

La diarrea era una colecistitis y gastroenteritis, con posible afección pancreática. Es decir, si no hubiéramos ido a consultarle, podría agravarse. La tecnología y el tiempo que dedica a cada caso es digno de ver. Se nota su pasión por su trabajo. Creo que si algún día tenemos un diagnóstico difícil con el perrín, no va a parar hasta dar con la solución. Y eso me transmite mucha confianza”

Beatriz Portinari